De Cuba a Brasil: Mi Viaje en el Mundo del Tatuaje

Mi historia comienza en las calles de La Habana, donde el arte no es solo una profesión, sino una forma de vida. Soy Carlos Javier, aunque la mayoría me conoce como Artvier, y mi viaje desde Cuba hasta São José dos Pinhais ha sido una aventura que ha moldeado no solo mi arte, sino mi alma.

Los Primeros Trazos en Cuba

Crecí rodeado de arte. En Cuba, el arte está en cada esquina, en cada mural, en cada canción que suena desde las ventanas abiertas. Pero mi fascinación por el tatuaje comenzó de manera casi accidental. Tenía diecisiete años cuando vi por primera vez un tatuaje realista que me dejó sin palabras. Era un retrato en blanco y negro tan detallado que parecía una fotografía impresa en la piel.

En esos días, los recursos para aprender tatuaje en Cuba eran limitados. No había YouTube, no había cursos formales. Todo era aprendizaje autodidacta, experimentación constante, y mucha, mucha práctica. Comencé dibujando obsesivamente, estudiando cada sombra, cada línea, cada textura que podía encontrar.

Mi primera máquina de tatuar la construí yo mismo con partes que conseguí de diferentes lugares. No era perfecta, pero funcionaba. Mis primeros tatuajes los hice en amigos valientes que confiaron en mi visión, aunque mi técnica aún estuviera en desarrollo.

El Salto a Brasil

Hace más de ocho años, la vida me presentó la oportunidad de venir a Brasil. Fue una decisión difícil dejar atrás todo lo conocido, pero sabía que era necesario para crecer como artista. Brasil tenía una escena de tatuaje más desarrollada, más recursos, más oportunidades de aprender y perfeccionar mi técnica.

Los primeros meses fueron desafiantes. El idioma, la cultura, las técnicas diferentes... todo era nuevo. Pero también era emocionante. Pude acceder a equipos de mejor calidad, conocer artistas increíbles, y aprender técnicas que en Cuba no había podido explorar.

Encontrando Mi Hogar en São José dos Pinhais

Después de explorar diferentes ciudades, encontré mi lugar en São José dos Pinhais. Aquí descubrí una comunidad que valoraba el arte, que respetaba la dedicación, y que me permitió establecer Artvier Tattoo como un espacio donde la técnica cubana se encuentra con la hospitalidad brasileña.

Mi estilo ha evolucionado enormemente desde aquellos primeros días en La Habana. He incorporado técnicas brasileñas, he refinado mi enfoque del realismo, y he desarrollado un estilo que es únicamente mío. Pero siempre llevo conmigo esa pasión cubana, esa intensidad emocional que aprendí en las calles de mi ciudad natal.

La Fusión de Dos Culturas

Lo que hago hoy en Artvier Tattoo es el resultado de esta fusión cultural. Cada tatuaje que creo lleva un poco de la calidez cubana y la precisión técnica que he desarrollado en Brasil. Es una combinación que mis clientes sienten, aunque no siempre puedan explicar exactamente qué la hace especial.

Mis clientes no solo reciben un tatuaje; reciben una pieza que lleva la historia de dos culturas, la pasión de años de dedicación, y la técnica refinada a través de miles de horas de práctica.

Mirando Hacia el Futuro

Este viaje de Cuba a Brasil me ha enseñado que el arte no tiene fronteras. La pasión trasciende idiomas, culturas, y distancias. Cada día en mi estudio es una oportunidad de seguir creciendo, de seguir aprendiendo, y de seguir creando arte que toque la vida de las personas.

Para aquellos que están considerando un tatuaje conmigo, sepan que no solo están recibiendo tinta en su piel. Están recibiendo una pieza de esta historia, una obra que lleva consigo la pasión de dos culturas y la dedicación de una vida entera al arte del tatuaje.